martes, 8 de noviembre de 2016

Personajes

http://www.biografiasyvidas.com/

Juana de Arco

                                     
(Domrémy, Francia, 1412 - Ruán, id., 1431) Santa y heroína francesa. Nacida en el seno de una familia campesina acomodada, la infancia de Juana de Arco transcurrió durante el sangriento conflicto enmarcado en la guerra de los Cien Años que enfrentó al delfín Carlos, primogénito de Carlos VI de Francia, con Enrique VI de Inglaterra por el trono francés, y que provocó la ocupación de buena parte del norte de Francia por las tropas inglesas y borgoñonas.
A los trece años, Juana de Arco confesó haber visto a san Miguel, a santa Catalina y a santa Margarita y declaró que sus voces la exhortaban a llevar una vida devota y piadosa. Unos años más tarde, se sintió llamada por Dios a una misión que no parecía al alcance de una campesina analfabeta: dirigir el ejército francés, coronar como rey al delfín en Reims y expulsar a los ingleses del país.
En 1428 viajó hasta Vaucouleurs con la intención de unirse a las tropas del príncipe Carlos, pero fue rechazada. A los pocos meses, el asedio de Orleans por los ingleses agravó la delicada situación francesa y obligó al delfín a refugiarse en Chinon, localidad a la que acudió Juana, con una escolta facilitada por Roberto de Baudricourt, para informar a Carlos acerca del carácter de su misión.
Juana de Arco (Óleo de Ingres)
Éste, no sin haberla hecho examinar por varios teólogos, accedió al fin a confiarle el mando de un ejército de cinco mil hombres, con el que Juana de Arco consiguió derrotar a los ingleses y levantar el cerco de Orleans, el 8 de mayo de 1429. A continuación, realizó una serie de campañas victoriosas que franquearon al delfín el camino hacia Reims y permitieron su coronación como Carlos VII de Francia (17 de julio de 1429).
Acabado su cometido, Juana de Arco dejó de oír sus voces interiores y pidió permiso para volver a casa, pero ante la insistencia de quienes le pedían que se quedara, continuó combatiendo, primero en el infructuoso ataque contra París de septiembre de 1429, y luego en el asedio de Compiègne, donde fue capturada por los borgoñones el 24 de mayo de 1430.

Napoleón Bonaparte

    Pocas figuras han merecido en la historia un tratamiento tan amplio y apasionado como el hombre que, como Primer Cónsul y Emperador de Francia (1799-1804 y 1804-1814), rigió los destinos de Europa durante tres lustros: Napoleón Bonaparte. Genio indiscutible del arte militar y estadista capaz de construir un imperio bajo patrones franceses, Bonaparte fue, para sus admiradores, el hombre providencial que fijó las grandes conquistas de la Revolución Francesa (1789-1799), dotando a su país de unas estructuras de poder sólidas y estables con las que se ponía fin al caos político precedente. Sus enemigos, por el contrario, vieron en él «la encarnación del espíritu del mal» (Chateaubriand), un déspota sanguinario que traicionó la Revolución y sacrificó la libertad de los franceses a su ambición desmedida de poder, organizando un sistema político autocrático.

Napoleón Bonaparte (retrato de Jacques-Louis David, 1812)
Las claves del rápido encumbramiento de Napoleón se encuentran en dos pilares fundamentales: su innegable genio militar y su capacidad para sustentar un sistema de gobierno en principios comúnmente aceptados por la mayoría de los franceses. Bonaparte fue primero, y ante todo, un estratega, cuyos métodos revolucionaron el arte militar y sentaron las bases de las grandes movilizaciones de masas características de la guerra moderna. Partiendo de una novedosa organización de las unidades y de una serie de principios (concentración de fuerzas para romper las líneas enemigas, movilidad y rapidez) que serían puntualmente ejecutados de acuerdo con unas maniobras tácticas planificadas y ordenadas por Napoleón en persona, sus ejércitos se convirtieron en máquinas de guerra invencibles, capaces de dominar Europa y de elevar a Francia hasta su máxima gloria.
Junto a la evidente relación entre los éxitos militares y la admiración popular, la consolidación del poder napoleónico también obedeció a que su principal protagonista supo captar los deseos de una sociedad que, como la francesa, se sentía exhausta tras la anarquía y el desorden que habían caracterizado la dirección política del Estado durante el decenio revolucionario (1789-1799). Al servicio del Directorio, el general corso había obtenido brillantes victorias en sus campañas contra las monarquías absolutas europeas, aliadas contra Francia en un intento de acabar con la Revolución. Cuando, al amparo de su inmenso prestigio, Napoleón dio el golpe de Brumario e instauró primero el Consulado (1799-1804) y luego el Imperio (1804-1814), regímenes autocráticos que encabezó como Primer Cónsul y Emperador, encontró un amplísimo apoyo en los más diversos sectores sociales, claramente manifiesto en los arrolladores resultados de los plebiscitos que se convocaron para su ratificación.

Luis XIV de Francia

Luces y sombras de un reinado
Traspasado de glorias y catástrofes, los excesos del reinado de Luis XIV, sobre todo en lo que a la guerra se refiere, fueron terribles. Sin embargo, a pesar de las dificultades y de los errores y del éxito relativo de la política de prestigio, Francia consiguió ponerse a la cabeza de las naciones europeas. El resultado más duradero del reinado fue el desarrollo del absolutismo administrativo. El estado obtuvo un poder de intervención, de decisión y de iniciativa que sometía con progresiva eficacia a todos los súbditos a una autoridad ejercida en nombre del rey, pero que partía en realidad del Consejo y de sus ministerios y que los intendentes aplicaban en las provincias. Las instituciones provinciales y municipales perdieron gran parte de su autonomía en beneficio del centralismo monárquico.

Luis XIV de Francia
Luis XIV asimiló de los ideólogos de la monarquía absoluta, como Bossuet, la concepción divina del poder regio. El rey se consideraba el ejecutor de la voluntad de Dios en la tierra. Profundamente empapado de estas convicciones y habiendo asumido los deberes que implicaban, Luis XIV se esforzó con denuedo por extender su poder a todos los confines de su reino y de dotarse de un halo de gloria que elevase su majestad hasta el cielo. Fue un trabajador incansable, lo que le permitió imponer un control hasta entonces inusitado sobre la vida política y administrativa del reino, sobre la sociedad, la cultura y la religión. En lo exterior aprovechó sagazmente la debilidad de la Casa de Austria, en franco declive a fines del siglo XVII. Ello le permitió difundir con éxito por Europa la idea de que Francia era la nueva gran potencia mundial, guiada por una dinastía que él hacía remontarse falazmente hasta Carlomagno. Su audacia al proclamarse el monarca más poderoso con una ostentación ofensiva para el resto de monarquías, y la alarma que sus ambiciones despertaban en el resto de las potencias, acabarían desbaratando los sueños de gloria del Rey Sol.
Símbolos de la monarquía absolutista de Luis XIV son el inusitado esplendor de la vida cortesana y la magnificencia de Versalles. El rey organizó un culto cortesano a su persona, como método de proclamación pública de su grandeza. Para Luis XIV las fiestas y ceremoniales eran parte central de los asuntos de Estado y escribió: "al pueblo le gusta el espectáculo. Por él conservamos su espíritu y su corazón". En el ritual de la corte, a menudo el rey aparecía disfrazado de sus personajes favoritos: Marte, Apolo, el Sol... Esta ostentación era, más allá del derroche, un sistema eficaz de domesticación de la nobleza. El rey invitaba a los nobles a vivir en la corte, seduciéndolos con la posibilidad de obtener mercedes y de disfrutar de los placeres cortesanos, empujándoles a malgastar sus herencias en gastos suntuarios, lo que hacía que dependieran cada vez más de la privanza regia. Fue necesario ampliar los órganos domésticos de la corte para dar cabida a los aristócratas que buscaban mantenerse en el círculo cortesano. Los nobles fueron desposeídos del poder político a cambio de las añagazas del culto monárquico.
Bajo su férula, Francia alcanzó cotas desconocidas hasta entonces. Sustituyó a Italia en la vanguardia de la creación artística gracias al impulso dado a las artes desde la época de Luis XIII y Richelieu. Luis XIV llevó el arte francés a su cenit: Corneille, Racine y Molière en el drama, Le Brun y Mignard en la pintura, Le Vau y Hardouin-Mansart en la arquitectura. A semejanza de la Academia francesa, que velaba por la pureza de la lengua, fueron creadas otras academias: la de las Inscripciones o Pequeña Academia (1663), dedicada a las medallas y a las inscripciones epigráficas; la de Pintura y Escultura (1664), la de Ciencias (1666) y la de Arquitectura (1671). La gloria personal del monarca fue fuente inagotable de inspiración para los artistas. Luis XIV se convirtió en Apolo o en Alejandro Magno en las obras de Le Brun, como encarnación de la majestad legendaria. Fue esta la época la creación de un estilo verdaderamente francés, el clasicismo, surgido de la transformación del arte italiano penetrado de los ideales del despotismo monárquico.

Junto a Colbert en la Academia de Ciencias
Medio siglo después de la muerte de Luis XIV, Voltaire se confesaba fascinado por la voluntad de poder y el sentido de la majestad de este soberano. Al filósofo ilustrado se debe la famosa locución "el Siglo de Luis XIV", utilizada de forma recurrente para denominar la época del absolutismo monárquico. Para la historiografía heredera de la Revolución de 1789, sin embargo, Luis XIV se convirtió en el símbolo del despotismo salvaje y militarista.

Personages

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Juana de Arco

                                      
(Domrémy, Francia, 1412 - Ruán, id., 1431) Santa y heroína francesa. Nacida en el seno de una familia campesina acomodada, la infancia de Juana de Arco transcurrió durante el sangriento conflicto enmarcado en la guerra de los Cien Años que enfrentó al delfín Carlos, primogénito de Carlos VI de Francia, con Enrique VI de Inglaterra por el trono francés, y que provocó la ocupación de buena parte del norte de Francia por las tropas inglesas y borgoñonas.
A los trece años, Juana de Arco confesó haber visto a san Miguel, a santa Catalina y a santa Margarita y declaró que sus voces la exhortaban a llevar una vida devota y piadosa. Unos años más tarde, se sintió llamada por Dios a una misión que no parecía al alcance de una campesina analfabeta: dirigir el ejército francés, coronar como rey al delfín en Reims y expulsar a los ingleses del país.
En 1428 viajó hasta Vaucouleurs con la intención de unirse a las tropas del príncipe Carlos, pero fue rechazada. A los pocos meses, el asedio de Orleans por los ingleses agravó la delicada situación francesa y obligó al delfín a refugiarse en Chinon, localidad a la que acudió Juana, con una escolta facilitada por Roberto de Baudricourt, para informar a Carlos acerca del carácter de su misión.
Juana de Arco (Óleo de Ingres)
Éste, no sin haberla hecho examinar por varios teólogos, accedió al fin a confiarle el mando de un ejército de cinco mil hombres, con el que Juana de Arco consiguió derrotar a los ingleses y levantar el cerco de Orleans, el 8 de mayo de 1429. A continuación, realizó una serie de campañas victoriosas que franquearon al delfín el camino hacia Reims y permitieron su coronación como Carlos VII de Francia (17 de julio de 1429).
Acabado su cometido, Juana de Arco dejó de oír sus voces interiores y pidió permiso para volver a casa, pero ante la insistencia de quienes le pedían que se quedara, continuó combatiendo, primero en el infructuoso ataque contra París de septiembre de 1429, y luego en el asedio de Compiègne, donde fue capturada por los borgoñones el 24 de mayo de 1430.

Napoleón Bonaparte

    Pocas figuras han merecido en la historia un tratamiento tan amplio y apasionado como el hombre que, como Primer Cónsul y Emperador de Francia (1799-1804 y 1804-1814), rigió los destinos de Europa durante tres lustros: Napoleón Bonaparte. Genio indiscutible del arte militar y estadista capaz de construir un imperio bajo patrones franceses, Bonaparte fue, para sus admiradores, el hombre providencial que fijó las grandes conquistas de la Revolución Francesa (1789-1799), dotando a su país de unas estructuras de poder sólidas y estables con las que se ponía fin al caos político precedente. Sus enemigos, por el contrario, vieron en él «la encarnación del espíritu del mal» (Chateaubriand), un déspota sanguinario que traicionó la Revolución y sacrificó la libertad de los franceses a su ambición desmedida de poder, organizando un sistema político autocrático.

Napoleón Bonaparte (retrato de Jacques-Louis David, 1812)
Las claves del rápido encumbramiento de Napoleón se encuentran en dos pilares fundamentales: su innegable genio militar y su capacidad para sustentar un sistema de gobierno en principios comúnmente aceptados por la mayoría de los franceses. Bonaparte fue primero, y ante todo, un estratega, cuyos métodos revolucionaron el arte militar y sentaron las bases de las grandes movilizaciones de masas características de la guerra moderna. Partiendo de una novedosa organización de las unidades y de una serie de principios (concentración de fuerzas para romper las líneas enemigas, movilidad y rapidez) que serían puntualmente ejecutados de acuerdo con unas maniobras tácticas planificadas y ordenadas por Napoleón en persona, sus ejércitos se convirtieron en máquinas de guerra invencibles, capaces de dominar Europa y de elevar a Francia hasta su máxima gloria.
Junto a la evidente relación entre los éxitos militares y la admiración popular, la consolidación del poder napoleónico también obedeció a que su principal protagonista supo captar los deseos de una sociedad que, como la francesa, se sentía exhausta tras la anarquía y el desorden que habían caracterizado la dirección política del Estado durante el decenio revolucionario (1789-1799). Al servicio del Directorio, el general corso había obtenido brillantes victorias en sus campañas contra las monarquías absolutas europeas, aliadas contra Francia en un intento de acabar con la Revolución. Cuando, al amparo de su inmenso prestigio, Napoleón dio el golpe de Brumario e instauró primero el Consulado (1799-1804) y luego el Imperio (1804-1814), regímenes autocráticos que encabezó como Primer Cónsul y Emperador, encontró un amplísimo apoyo en los más diversos sectores sociales, claramente manifiesto en los arrolladores resultados de los plebiscitos que se convocaron para su ratificación.

Luis XIV de Francia

Luces y sombras de un reinado
Traspasado de glorias y catástrofes, los excesos del reinado de Luis XIV, sobre todo en lo que a la guerra se refiere, fueron terribles. Sin embargo, a pesar de las dificultades y de los errores y del éxito relativo de la política de prestigio, Francia consiguió ponerse a la cabeza de las naciones europeas. El resultado más duradero del reinado fue el desarrollo del absolutismo administrativo. El estado obtuvo un poder de intervención, de decisión y de iniciativa que sometía con progresiva eficacia a todos los súbditos a una autoridad ejercida en nombre del rey, pero que partía en realidad del Consejo y de sus ministerios y que los intendentes aplicaban en las provincias. Las instituciones provinciales y municipales perdieron gran parte de su autonomía en beneficio del centralismo monárquico.

Luis XIV de Francia
Luis XIV asimiló de los ideólogos de la monarquía absoluta, como Bossuet, la concepción divina del poder regio. El rey se consideraba el ejecutor de la voluntad de Dios en la tierra. Profundamente empapado de estas convicciones y habiendo asumido los deberes que implicaban, Luis XIV se esforzó con denuedo por extender su poder a todos los confines de su reino y de dotarse de un halo de gloria que elevase su majestad hasta el cielo. Fue un trabajador incansable, lo que le permitió imponer un control hasta entonces inusitado sobre la vida política y administrativa del reino, sobre la sociedad, la cultura y la religión. En lo exterior aprovechó sagazmente la debilidad de la Casa de Austria, en franco declive a fines del siglo XVII. Ello le permitió difundir con éxito por Europa la idea de que Francia era la nueva gran potencia mundial, guiada por una dinastía que él hacía remontarse falazmente hasta Carlomagno. Su audacia al proclamarse el monarca más poderoso con una ostentación ofensiva para el resto de monarquías, y la alarma que sus ambiciones despertaban en el resto de las potencias, acabarían desbaratando los sueños de gloria del Rey Sol.
Símbolos de la monarquía absolutista de Luis XIV son el inusitado esplendor de la vida cortesana y la magnificencia de Versalles. El rey organizó un culto cortesano a su persona, como método de proclamación pública de su grandeza. Para Luis XIV las fiestas y ceremoniales eran parte central de los asuntos de Estado y escribió: "al pueblo le gusta el espectáculo. Por él conservamos su espíritu y su corazón". En el ritual de la corte, a menudo el rey aparecía disfrazado de sus personajes favoritos: Marte, Apolo, el Sol... Esta ostentación era, más allá del derroche, un sistema eficaz de domesticación de la nobleza. El rey invitaba a los nobles a vivir en la corte, seduciéndolos con la posibilidad de obtener mercedes y de disfrutar de los placeres cortesanos, empujándoles a malgastar sus herencias en gastos suntuarios, lo que hacía que dependieran cada vez más de la privanza regia. Fue necesario ampliar los órganos domésticos de la corte para dar cabida a los aristócratas que buscaban mantenerse en el círculo cortesano. Los nobles fueron desposeídos del poder político a cambio de las añagazas del culto monárquico.
Bajo su férula, Francia alcanzó cotas desconocidas hasta entonces. Sustituyó a Italia en la vanguardia de la creación artística gracias al impulso dado a las artes desde la época de Luis XIII y Richelieu. Luis XIV llevó el arte francés a su cenit: Corneille, Racine y Molière en el drama, Le Brun y Mignard en la pintura, Le Vau y Hardouin-Mansart en la arquitectura. A semejanza de la Academia francesa, que velaba por la pureza de la lengua, fueron creadas otras academias: la de las Inscripciones o Pequeña Academia (1663), dedicada a las medallas y a las inscripciones epigráficas; la de Pintura y Escultura (1664), la de Ciencias (1666) y la de Arquitectura (1671). La gloria personal del monarca fue fuente inagotable de inspiración para los artistas. Luis XIV se convirtió en Apolo o en Alejandro Magno en las obras de Le Brun, como encarnación de la majestad legendaria. Fue esta la época la creación de un estilo verdaderamente francés, el clasicismo, surgido de la transformación del arte italiano penetrado de los ideales del despotismo monárquico.

Junto a Colbert en la Academia de Ciencias
Medio siglo después de la muerte de Luis XIV, Voltaire se confesaba fascinado por la voluntad de poder y el sentido de la majestad de este soberano. Al filósofo ilustrado se debe la famosa locución "el Siglo de Luis XIV", utilizada de forma recurrente para denominar la época del absolutismo monárquico. Para la historiografía heredera de la Revolución de 1789, sin embargo, Luis XIV se convirtió en el símbolo del despotismo salvaje y militarista.

jueves, 3 de marzo de 2016

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Costumbres de Francia

Cada país posee costumbres y tradiciones propias y que se consolidan a través del tiempo, siendo muchas de ellas distintivas de alguna determinada región.
Francia posee gran cantidad de costumbres, muchas de ellas muy antiguas y que han pasado de generación en generación de forma inalterable siendo distintivas de este pueblo, entre ellas podemos destacar:
  • Familia: Francia es un país donde los lazos familiares continúan siendo muy fuertes pero con algunos cambios que ha traído la vida moderna como el hecho de familias más pequeñas, cuyos hijos dejan el hogar paterno ni bien terminan la escuela.
  • Comidas: Para los franceses la cocina es un verdadero arte y su gastronomía es reconocida a nivel mundial. Su extensa tradición culinaria se remonta a la edad media naciendo en esa época los primeros libros de cocina. Sus tradiciones regionales tienen un gran peso. En el pasado los ingredientes utilizados en esta cocina eran de un coste elevado y hoy la costumbre ha cambiado sobre todo pasando a una comida más ligera, de pequeñas porciones y con una presentación sumamente artística.
    Suelen tomar un desayuno liviano que generalmente se compone de croissants o pan y café.
    En cuanto al almuerzo, hoy se distingue por ser una comida ligera y en París es costumbre tomarlo a las 13 horas.
    Los franceses gustan de comer fuera de casa con frecuencia y la mayoría de los restaurantes tienen un menú con un valor fijo. Siendo costumbre el elegir este tipo de menú a menos que se trate de algún festejo especial.
  • El saludo: Suele ser siempre con un apretón de manos firme y entre amigos y familiares es común besarse en la mejilla. Y el saludo se acompaña siempre con el nombre de la persona y en caso de no ser conocida la persona se utiliza el señor o señora y también su título profesional.
  • El café: Las cafeterías suelen ser el centro de la vida social que se reserva para los fines de semana.
  • Las visitas: Los franceses gustan de guardar las formalidades y por ello antes de ir de visita a la casa de otra persona se lo anuncia previamente. Al anfitrión es costumbre obsequiarle una botella de vino y es muy importante felicitarlo por la comida, siendo ésta un motivo de orgullo.
  • Deportes: Los más populares son el fútbol y el rugby, como también la carrera ciclista muy famosa denominada el Tour de France.
  • El idioma: Es costumbre para los franceses no responder cuando se les habla en otro idioma ya que aprecian más cuando un visitante trata de hablar su idioma a pesar que no lo haga correctamente.

Costumbres y Tradiciones de Francia

Las costumbres de Francia han sido enriquecidas y transformadas a lo largo de la historia producto de las corrientes migratorias que han llegado a este país, aunque este país ha sabido mantener una importante riqueza en sus maneras y ritos que hacen para quienes tienen la posibilidad de presenciarlas y disfrutar de ellas algo inolvidable, aunque en la actualidad las ciudades más grandes ya tienen una influencia muy fuerte de las colonias africanas, europeas y sudamericanas que habitan en ellas.
Para quienes viajan de países más informales es importante recordarles que la manera en la que se saluda es muy importante,  en donde se debe cada vez que nos presentan alguien estrechar la mano del desconocido siendo cortes, además no se dan besos sino hasta cuando se tiene  mucha confianza, cosa que se realiza incluso entre hombres, cosa que para algunas nacionalidades es muy impactante.
Otra de las cosas que es importante saber es que la puntualidad en Francia no es tan estricta como en Inglaterra, siendo los galos mucho más permisivos, entendiendo que llegar 20 minutos después de la hora establecida no es considerado mala educación, pero se debe entender que para una cita esta bueno que la persona pregunte porque las distancias en París por ejemplo son muy grandes, por lo que se puede llegar a demorar mucho más de lo que en otros lugares del mundo.

Otras costumbres interesantes de Francia

Saludarse con un apretón de manos como acto de cortesía o el beso en ambas mejillas entre hombres y mujeres es una costumbre de los franceses, sumándose a esto acompañar el saludo con el nombre de pila entre conocidos o el título profesional entre quienes no tienen familiaridad, o también añadiendo monsieur (Señor), madame (Señora) o mademoiselle (Señorita) como señal de respeto.
A pesar de dedicar los fines de semana a la vida social los franceses tienen por costumbre no hacer ninguna visita sin previo aviso y si se trata de una invitación para almorzar o cenar suelen llevar una botella de vino como obsequio para los anfitriones.
Una costumbre que puede no resultar muy cómoda para los turistas es que los franceses muy rara vez responderán en un idioma diferente al suyo pues aprecian que quienes visitan el país por lo menos intenten hablar su idioma aún cuando lo hagan con solvencia.

Costumbres y tradiciones religiosas de Francia

Las fiestas cívicas en general y la religiosas en particular marcan el calendario de Francia donde orígenes, historia y tradiciones forman parte de la cultura popular del país que puede verse más auténticamente en las regiones más alejadas de las grandes ciudades.
Con una vida religiosa sumamente activa los franceses celebran numerosas festividades de carácter religioso como la Semana Santa que incluye el tradicional Domingo de Ramos, el Jueves Santo, como celebración de la última cena de Jesucristo y el Viernes Santo donde se destacan la Pasión y Muerte de Cristo en la Cruz, mientras que día de Pascua es una fiesta de repique de campanas y una jornada dedicada en especial a los niños que emprenden desde la mañana los huevos de Pascua.
Los cristianos celebran en Francia cada año la Fiesta de la Ascensión que tiene lugar la quinta semana después de la Pascua y se transforma en un anticipo de las vacaciones de verano, época en que los paisajes de todas las regiones se transforman con la llegada de la primavera.
En esta Fiesta de la Ascensión muchos pueblos de Francia se realizan procesiones y eventos populares que vienen de varios siglos atrás, incluyendo una gran procesión fluvial por el Sena alrededor de las islas Saint-Louis y de la Cité, sumándose las denominadas Fiestas Marianas de Puy-en-Velay y la procesión internacional que se realiza en Notre-Dame du Puy.
Ya el 1ro. de noviembre se festeja el Día de Todos los Santos, cuando la Iglesia Católica honra a todos los santos conocidos o desconocidos, en tanto que el día siguiente Día de Todos los Difuntos, es la jornada que brinda la posibilidad a las familias de visitar las tumbas de sus familiares y amigos, siendo tradición llevar crisantemos como ofrenda, una costumbre que viene de la Edad Media.
Es importante resaltar que en ambas fiestas se distinguen colores diferentes en los ornamentos utilizados para decorar los edificios católicos, color blanco para el Día de Todos los Santos y el lila para el Día de los Difuntos.
http://www.francia.net/costumbres-y-tradiciones-de-francia/

    Días festivos y vacaciones escolares en Francia

    DÍAS FESTIVOS EN FRANCIA

    En Francia hay 10 días festivos:
    • 1 de enero: Año Nuevo
    • 28 marzo: lunes de Pascua
    • 1 de mayo: Fiesta del Trabajo
    • 5 de mayo: Ascensión
    • 8 de mayo: celebración del final de la 2ª Guerra Mundial
    • 14 de julio: Fiesta Nacional
    • 15 de agosto: Asunción
    • 1 noviembre: Todos los Santos
    • 11 noviembre: Armisticio 1918
    • 25 diciembre: Navidad
    Durante estos días, las administraciones, bancos, comercios….están cerrados en su mayoría.

    VACACIONES ESCOLARES EN FRANCIA

    En Francia se dividen en 3 las zonas, aunque algunas fechas son comunes a las 3 zonas:
    • Inicio curso escolar: viernes 31 de agosto de 2015.
    • Vacaciones todos los Santos: del 18 de octubre al 1 de noviembre de 2015.
    • Vacaciones de Navidad: del 20 de diciembre de 2015 al 3 de enero de 2016.
    • Fin de curso: sábado 5 de julio de 2016.
    Zona A: Caen, Clermont-Ferrand, Grenoble, Lyon, Montpellier, Nancy-Metz, Nantes, Rennes, Toulouse.
    Vacances de invierno: del 14 al 28 de febrero de 2016.
    Vacaciones de primavera: del 10 al 24 de abril de 2016.
    Vacaciones de verano: a partir del domingo 6 de julio de 2016.
    Zona B:  Aix-en-Provence - Marsella, Amiens, Besançon, Dijon, Lille, Limoges, Nice, Orléans-Tours, Poitiers, Reims, Rouen, Estrasburgo.
    Vacances de invierno: del 7 al 21 de febrero de 2016
    Vacaciones de primavera: del 3 al 17 de abril de 2016
    Vacaciones de verano: a partir del domingo 6 de julio de 2016
    Zona C: Burdeos, Créteil, Paris, Versailles.
    Vacances de invierno: del 21 de febrero al 6 de marzo 2016
    Vacaciones de primavera: del 17 de abril al 1 de mayo 2016
    Vacaciones de verano: a partir del domingo 6 de julio de 2016

Días festivos en Francia

Enero

1 de enero (1° de janvier) – Este es el primer día del año, donde se desea los buenos augurios para el año que se inicia.
6 de enero, La Epifania (L’Épiphanie) – Es una fiesta religiosa donde se celebra la llegada de los reyes magos al lugar donde nació el niño Jesús.

Febrero

Fiesta de La Chandeleur
2 de febrero, Fiesta de la candelaria (La Chandeleur) – Esta es una fiesta en honor al Dios Pan, la purificación, la fecundidad y la prosperidad. Se celebra preparando los famosos panqueques a la Candelaria, por la tradición del papa Gelasio I, quien repartía creppes a todo peregrio que llegara a Roma.
14 de Febrero, Día de San Valentín (La Fête des amoureux)– Es una fiesta no religiosa donde se dedica el día a los enamorados y las parejas. En esta fiesta abundan los detalles como flores, chocolates, globos, cenas y demás.

Abril

Semana Santa – Es la celebración anual donde los cristianos conmemoran la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Se celebra en diferentes fechas, debido a que se basa en el calendario astronómico.

Mayo

1 de mayo, Día del Trabajador (Fête des Travailleurs) – La gente ofrece a sus amigos unos ramilletes de pequeñas flores blancas que se venden algunos lugares de las calles. los pequeños ramilletes de flores representan el símbolo de la buena amistad y es considerado como augurio y buena suerte.
8 de mayo, Día de la Victoria (Fête de la Victoire 1945) – Se conmemora la rendición alemana y la finalización de la Segunda Guerra mundial en Europa.

Junio


2 de junio, Festividad de la Ascensión (L’ Ascension) – Es una fiesta religiosa donde se celebra el momento en que Jesucristo subió a los cielos.
12 de junio, Domingo de Pentecostés (La Pentecôte) – Es el nacimiento de la Iglesia cristiana.
13 de junio, Lunes de Pentecostés (La Pentecôte) – El Lunes de Pentecostés es una fiesta oficial.
21 de junio, Fiesta de la Música (La Fête de la Musique) – Es una fiesta muy popular donde se celebran conciertos organizados por todo el país, sobre calles y plazas.La Fiesta de la Música

Julio

14 de Julio, Día de la Bastilla14 de Julio, Día de la Bastilla
14 de julio: Fiesta de la Bastilla (Fête nationale) – Es una fiesta nacional donde se conmemora la caída del poder monárquico que gobernó el territorio hasta 1789.

Agosto

15 de agosto, Festividad de la Asunción (dormición)– Se celebra la subida de la Virgen al Cielo, su “dormición”, la “Asunta”.

Noviembre

1 de noviembre, Día de Todos los Santos (Toussaint) – Se celebra y se rinde el dia a todos los santos anónimos y desconocidos dentro de la iglesia católica, también las familias recuerdan aquellas personas o seres queridos que han perdido.
11 de noviembre, Día del Armisticio (Armistice de 1918) – Conmemoración del armisticio (suspención de las agresiones) y que pone fin a la Primera Guerra Mundial.

Diciembre


25 de diciembre, Navidad (Noël) – Se Celebra el nacimiento de Jesucristo, y en donde la familia se reúnen en torno a una mesa iluminada con velas, adornos navideños, platos festivos y típicos de la cada ciudad.

RUTA DE LOS MOSQUETEROS (FRANCIA)

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MONTE SAINT-MICHEL NORMANDÍA

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PARÍS, CIUDAD DE LA LUZ - FRANCIA

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Quesos de Francia

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Gastronomía Francesa (Foie Gras, Paté & Charcutería)

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Viaje gastronómico por Francia,